ENSEÑANZA MUSICAL EN GENERAL Y DE MÚSICA TRADICIONAL EN PARTICULAR.

Por encima de todo una formación, sobre todo artística, debe ir acompañada del sentirse bien y el disfrutar.
Un objetivo principal tiene que ser la felicidad.
He tenido experiencias durante años (décadas) en conservatorios. Por mis hijos y antes mías propias.
He sido testigo de intentar que niños de 11 años, decidiesen si querían ser "profesionales" y ya antes haberles hecho renunciar a muchas otras actividades fundamentales, solo para satisfacer el egoísmo de unos profesores, que seguramente muchos como educadores podían dejar algo que desear.
El sistema? Ellos? Ellos y el sistema?
Los perjudicados muchos.
Algunos aborrecieron sus instrumentos, otros terminaron por obligación y les faltó tiempo para mirar a otro lado.
Quizás alguno también pudo realizarse, ayudado por un sistema y a costa de unos compañeros que nunca debía haber sido necesario sacrificar para conseguir arropar la formación de ese  otro futuro profesional.

La enseñanza musical debe ser otra cosa en las primeras etapas formativas. Debe ser un instrumento para crecer, no para mutilar.

Todos vamos aprendiendo. Conociendo lo que es importante y lo que es  menos.
Incluso intentando ponerlo en práctica.

En el terreno de los Instrumentos Tradicionales, jugamos con ciertas desventajas:
-Estoy seguro que son instrumentos en los que se necesita más pericia, talento y constancia, que en cualquier otro más evolucionado, para conseguir un resultado musical aceptable.
-En muchos, la escasa evolución en la historia del instrumento,  hay que suplirla con especiales técnicas en la ejecución.
-Los profesores, en su mayoría autodidactas o provenientes  de otras especialidades que a veces no explican todos los secretos del instrumento tradicional.
-Un alumnado que puede ver facilidad de acceso, por una supuesta sencillez, poca exigencia, sin demasiada dedicación necesaria o por no cuestionar demasiado el resultado del aprendizaje: A veces vale casi todo para ejecutar en público, no un fragmento de una pieza de iniciación adaptada, sino el repertorio entero de un grupo ...

Quizás nos podamos estar a veces pasando, y se podía fomentar también la participación disfrutada,  desde bastante pronto, pero de una parte del repertorio adecuada o más adaptada al nivel de cada momento.
El resultado sin duda ayudaría a una real autoestima musical propia y del conjunto, elevando un poquito también la sensación positiva de quien nos escucha.
También a dignificar nuestros instrumentos.

Pero son admirables y necesarias otras muchas cosas: la participación, la inclusión, lo festivo, la reivindicación, la alegría, la cultura tradicional, "enganchar" nuevas generaciones ...

También siempre tenemos dónde mirar, comparar, reflexionar, evolucionar ... aprender y enseñar.
Por supuesto también de la enseñanza musical reglada.

Ed. Plana.